La periostitis tibial es una afección comúnmente subdiagnosticada y frecuentemente confundida con otras dolencias. Según explica el kinesiólogo Macota Espada, esta condición es “una inflamación del tejido periostial”, una membrana que recubre el hueso, particularmente en la tibia. Escuchá el podcast.
Espada explica que este tipo de inflamación se produce en la “cara frontal de la tibia”, donde el tejido musculotendinoso es mínimo, lo que facilita que el hueso quede más expuesto a la presión. “El diagnóstico suele hacerse a través de la palpación, ya que se forman pequeñas pelotitas en el tejido que generan dolor intenso”, detalla el kinesiólogo. Además, menciona que, si bien la clínica y los síntomas son claves para detectar la afección, una ecografía profunda puede ayudar a confirmar el diagnóstico.
El tratamiento de la periostitis, según Espada, es conservador. Recomienda el uso de vendajes, reducción de la carga de entrenamiento, aplicación de masajes y la utilización de frío después de cada sesión de ejercicio. “No hay que dejar de entrenar, pero sí es necesario bajar las cargas”, afirma, sugiriendo además el uso de hielo entre 20 y 30 minutos después del entrenamiento y, en algunos casos, antiinflamatorios. También resalta la importancia de realizar una “reeducación de la marcha”, lo que implica revisar la necesidad de plantillas u otros elementos que mejoren el impacto durante el ejercicio.
Si bien la periostitis es más común en deportistas, Espada subraya que no se limita únicamente a ellos. “También se da en ciudadanos comunes que, por algún esfuerzo o caminata, pueden desarrollar la inflamación, especialmente si utilizan calzado inapropiado o no prestan atención al cansancio”. Esta condición puede volverse crónica si no se trata adecuadamente, lo que conlleva una gran molestia para quienes la sufren. “Realmente es muy molesto y condicionante para el atleta”, advierte Espada, ya que provoca un dolor agudo que impide realizar actividades físicas prolongadas, como correr largas distancias.
Una de las características más importantes de esta afección es que no discrimina por edad ni sexo. Espada comenta que ha tratado a corredores de 40 años, así como a jugadores profesionales. “No depende de la edad ni del sexo, sino de los factores biomecánicos y del estrés al que se someta la zona afectada”, explica. Según el kinesiólogo, factores externos como la sobrecarga de entrenamiento o el uso de calzado inapropiado son determinantes para el desarrollo de la periostitis.
Finalmente, Espada destaca la importancia de la prevención y de consultar a un profesional ante las primeras molestias. “Siempre prefiero que consulten en un periodo incipiente, y no cuando ya han pasado tres o cuatro meses de dolor, ya que revertir la situación es mucho más difícil en ese punto”, concluye.
La periostitis tibial, entonces, es una afección que puede afectar tanto a deportistas como a personas que realizan actividades físicas moderadas. La clave para evitar complicaciones está en la detección temprana y en no subestimar las molestias iniciales.
