“Dislexia: adecuar para aprender en equidad” es un libro escrito por dos profesionales de la educación donde brindan herramientas para docentes y padres, luego de más de 20 años de investigación. Una de las autoras del libro, la profesora Dolores Beleterbide, dialogó con Infopico Radio 99.9 sobre el libro y esta condición que tiene un 10% de la población.
La dislexia se define como una condición de origen neurobiológico donde se presenta alguna dificultad para reconocer y asociar el fonema y el grafema de cada letra: o sea, el dibujo, como se escribe y el sonido de esa letra. “Eso que hacemos automáticamente para comenzar a decodificar, a leer y unir cada fonema y grafema, que son las palabras, las personas que tienen dislexia, tienen la dificultad de no poder decodificarlo. En general, se empieza a notar cuando comienza la alfabetización, desde los 4-5 años en adelante“, explicó la especialista.
Indicadores
“En el proceso de alfabetización todos pasamos por distintas etapas como parte de ese proceso, pero cuando por ejemplo a niño en primer grado le cuesta reconocer su nombre escrito, o como suenan las letras de su nombre, es un indicador, como también cuando los chicos empiezan a evitar cualquier situación que esté relacionada con letras y texto, cuando notamos que hay nerviosismo, sudoración”, detalló.
“En el 2016 se aprobó una ley que indica que cualquier persona que tenga alguna DEA (dificultades específicas de aprendizaje) deben tener acceso a una educación con las adecuaciones necesarias: que puedan expresar lo que saben con las herramientas que tienen y no necesariamente a través del texto o la lectura. Esta ley iguala a todos porque pueden acceder a los mismos aprendizajes que el resto de las personas“, explicó la profesora.
“En el libro hablamos de equidad y no de igualdad, porque todos somos distintos y necesitamos cosas distintas para poder llegar a la misma meta. Brindamos variedad de recursos, estrategias y también la inclusión de la observación emocional, porque pueden tener un excelente recorrido escolar y en su vida en general, el problema es que muchas veces no saben que tienen esta condición, que es de nacimiento. De hecho, el 10% de la población tiene dislexia, pero ese número es de las personas a las cuales se les detecta, hay otra porción que no sabe que lo tiene“.
Cuando una persona crece y no sabe que tiene dislexia, “cada vez que se enfrenta a un texto, su nivel de estrés sube muchísimo. Y ese estrés inhibe algunas funciones cognitivas como la atención, la memoria, la concentración, la capacidad de razonamiento. Además, se suma la frustración de ver que el resto de los compañeros pueden y ellos no: la dislexia no afecta las habilidades sociales, pero sí todo lo que sucede por la necesidad no atendida”, sostuvo Dolores.
La profesional, que editó este libro junto a la licenciada Marta Braylan, recalcó que “el rol de los docentes y familiares es fundamental para poder ver las dificultades, pero también las fortalezas, ya que en el hemisferio derecho hay otros puntos de razonamientos que se ven diferenciados del resto de las personas porque les permite, por ejemplo, ver la totalidad de la situación, como desde arriba, y la capacidad para resolver es más rápida y mayor; tienen una capacidad de creación mucho más grande (hay investigadores, artistas, deportistas, como Albert Einstein, Steve Jobs, Leonardo Da Vinci, etc)”.
Educación y Dislexia
“En el recorrido de más de 20 años de investigación, observo que hay muchas personas dentro de la educación que cuando tienen empatía, curiosidad, buscan la manera y estudian la manera de tratar a los chicos con dislexia” “Algunas escuelas se van abriendo, pero falta mucho recorrido”.
“Hay cada vez más formas de diagnosticar y reconocer esta condición para poder lograr mejores cosas desde más chicos: hay aplicaciones y software para trabajar en consultorios”.
La página donde se puede encontrar más información sobre el trabajo de las especialistas: www.clipeducation.com.ar
